Destino cumplido.
Despertar fue igual de fabuloso que siempre, cada día se sentía como una recarga de energía por el simple hecho de despertar a lado de su destinado y aunque eso de depender de una persona para poder descansar y ser feliz debería ser malo, ahora no le toma tanta importancia, porque ama la persona que Jimin, él podría no ser su destinado y aún así lucharía por despertar siempre a su lado, acurrucados y cálidos, porque ama su personalidad, su encanto, su voz y todo aquello que no presurosamente obtuvo de su casta.
Se levantó a pesar de que le costó mucho separarse de él, pero debía ponerse de pie y preparar el desayuno, el día sería igual de largo y ocupado que el anterior; primero tienen que llegar antes de las 8:00 am a la firma de documentos para su nuevo hogar, realizarán los trámites necesarios, continuarán su camino hacia la empresa del alfa, tiene que firmar sus propuestas y enviar copias a cada uno de los socios, por último visitarán la casa de sus suegros, para ver a su pequeña Tiza y que el omega pueda charlar a gusto con su hermanita ya que está muy preocupado por ella y su estado de ánimo.
Arropó a su lindo cachorrito y se duchó rápidamente, se vistió con su pulcro traje verde olivo con una camisa negra, desabotonó la parte superior porque le encanta como Jimin se emboba al ver su pecho, caminó hacia la cocina para preparar el desayuno y cuando estaba casi listo se apresuró a la habitación para despertar a su omega.
—Angelito —estaba parado a un lado agitándolo con suavidad por el hombro—, es hora de despertar —un gruñido tierno le advirtió que dejara de molestarle, su risa fue inevitable—. Cielo, tenemos una hora para estar donde Jongsuk.
—Entonces despiértame en 20 minutos, me ducharé y nos vamos —dice adormilado y girándose en la cama para darle la espalda al ojiverde.
—¿Y el desayuno? —ladea la cabeza con una sonrisa expectante al ver que el chico ponía tanta resistencia.
—Shhh, déjame dormir —bufa molesto cubriéndose hasta la cabeza con la manta—. No voy a comer, no tengo hambre —dice con algo que Jungkook reconoce como un tono mucho más despierto.
—Esa no es una opción, bebé —niega de inmediato con la cabeza aunque el omega no pueda verlo—. Tienes que despertar ahora para que puedas comer y ducharte con tranquilidad.
—Me ducharé pero no tengo hambre —discute quitándose la sábana de la cara y asustándose cuando vio al alfa demasiado cerca de él—. ¡¿Qué estás... —se interrumpe así mismo cuando el alfa lo levanta para colocarlo en su hombro y comenzar a caminar fuera de la habitación—. ¿Kook, qué demonios haces?
—Te llevo al comedor.
—No quiero, no tengo hambre, además estoy... —se removió para tratar de ver la parte baja de su cuerpo y distinguió la ropa interior que seguramente Jungkook le colocó—. No estoy desnudo pero, ¡bájame!
—No.
—¿Amaneciste de malas o algo como eso? —se rindió y dejó que el mayor lo transportara hacia donde quisiera—. Lobito, está comenzando a dolerme el estómago —dijo una vez que llegaron abajo de las escaleras, no mentía su cicatriz es bastante sensible.
—Lo siento mucho, bebé —Jungkook maniobró para poner al Jimin al estilo nupcial entre sus brazos, lo levantó un poco y besó su estómago—. Y no amanecí de malas.
—¿Entonces por qué quieres obligarme a comer? —se sujeta de su cuello y hace un puchero tierno—. No tengo hambre.
—Tienes que comer porque el desayuno es la comida más importante, y hoy tenemos muchas cosas por hacer —niega dejándolo en la silla con cuidado—. No quiero que vayas a sentirte mal por no comer, bebé —besa su linda mueca de berrinche, lo sujeta por las mejillas y profundiza el beso sonriendo por el grito bajo que Jimin suelta.
—¡Kook! —lo empuja por el hombro para separarlo un poco—. Aún no me lavo los dientes.
—Eso no podría interesarme menos —vuelve a unir sus labios en un beso largo y tranquilo, al separarse picoteó sus labios varias veces y caminó hacia la cocina para servir la comida—. Hice huevos revueltos con tostadas.
—Sería muy rico si tuviera al menos un poquito de hambre —junta su dedo índice y pulgar para hacer una seña—. Por eso haré un poco de tiempo y me ducharé primero.
—Se va a enfria... —giró en su lugar y no pudo ver más que a Jimin corriendo escaleras arriba.
—¡Te prometo que no tardo! —gritó una vez que estuvo arriba y eso solo sacó una risa del mayor, debió suponer que haría eso si le daba la oportunidad, se resignó a comer solo y luego de un rato subió a su habitación para apresurar al castaño ya que estaba tardando demasiado y su comida estaba realmente fría; en su rostro se dibujó una sonrisa cuando lo encontró plácidamente acostado en la cama, durmiendo con la almohada del alfa entre sus brazos, tenía el cabello húmedo y solo estaba cubierto de la cintura con una toalla, lo cual le indicaba que se duchó pero volvió a recostarse, suele hacer eso, Jimin le llama "descanso post baño" pero usualmente se cambia a los 20 minutos y no se duerme, supone que su aroma en la almohada lo adormeció, habría suspirado de ternura si no fuera porque se les estaba haciendo muy tarde.
—Amor, despierta —lo sacudió suavemente y el ojiazul abrió los ojos y se sentó apresurado en la cama.
—¡Lo siento, me dormí! —dijo tallándose un ojo con su mano hecha puño.
—Eso veo —rió y caminó hacia el armario para buscarle una muda de ropa y algún abrigo—. Vístete mientras yo empaco algo de comida, comerás en el auto —dejó la ropa a lado del menor quien estaba a punto de tirarse de nuevo sobre el colchón, pero el alfa actuó a tiempo para detenerlo por los hombros—. Anda cielo, dormirás cuando lleguemos a la empresa, pero apresúrate —dejó un beso en sus labios y se apresuró a la cocina para poner la comida en un recipiente más adecuado, tomó una botella de jugo y varias cosas para que el menor se alimentara correctamente, lo vio bajar por las escaleras con la cara cansada, sonrió involuntariamente.
—Estoy muy cansado, creo que sí debimos dormirnos temprano —el alfa se soltó a reír en una carcajada, luego de parar, sujetó el rostro del omega, picoteó sus labios varias veces y lo acercó a su pecho para abrazarlo.
—Dormirás todo lo que quieras en la empresa y cuando lleguemos de casa de tus papás —besa su frente y frota su mejilla contra el cabello del menor para dejar tabaco sobre él—. Ahora vayámonos porque Zico está abajo desde hace 10 minutos.
El camino fue lo más rápido posible, cada vez que Zico aceleraba para llegar a tiempo, el alfa gruñía y le recordaba que lo principal era cuidar de la salud de Jimin evitando accidentes, así que el beta se veía obligado a reducir la velocidad, el omega comía divertido la comida que el mayor guiaba a su boca, porque si, se negó a comer por sí mismo y el alfa le cumplió el capricho, nunca se negaría, él ama alimentar a su precioso bebé. Por supuesto llegaron 10 minutos tarde, pero Jongsuk fue lo bastante amable para no hacerlo notar, lo cual agradecieron mentalmente.
—Hola, chicos —el alfa estrechó la mano de ambos jóvenes—. Me alegra ser yo quien les consiguiera una casa.
—Y a nosotros, también nos alegra que fuera tan rápido —Jimin dice con alegría enredando uno de sus brazos con el de Jungkook y en la otra mano sostenía el chocolate caliente que el mayor le preparó.
—A mi también me sorprendió, pero el dueño de la casa quedó muy feliz con su oferta además de que necesitaba el dinero —asiente el agente dándoles paso a su ahora nuevo hogar—. Iré con el dueño en un rato, solo necesito la firma de Jungkook en los papeles del pago y la de ambos en la petición para el cambio de escrituras —se acerca a su maletín y de él saca un montón de papeles que tiende en una mesa—. Las llaves se las entregaré una vez que él firme, pero la casa ya es suya.
La pareja estaba emocionada, sentían la alegría de ambos combinada en su pecho, Jungkook sentía a Jimin y Jimin sentía a Jungkook, ambos lobos felices porque han conseguido algo para ambos, algo específicamente elegido por y para los dos, un hogar que los vería crecer como personas y como pareja, donde esperan hacer crecer a la familia y disfrutar de el resto de sus vidas.
Sus manos temblaban al sujetar el bolígrafo, y las sonrisas no se borraban de sus rostros, una vez que firmaron la documentación y Jongsuk se había marchado, decidieron hacer un recorrido por la casa para tomar fotografías y pensar qué harían con cada espacio.
—Aquí estará la mesa —dijo Jimin señalando el lugar donde estaba parado—. Debe ser grande pero no tanto porque es importante cuidar el espacio.
—¿Vas a querer conservar esa pared de ahí o quieres algo más abierto? —cuestiona acercándose a él y rodeando sus hombros, señalando la enorme pared que separaba la cocina del comedor, el espacio era grande, suficientemente espacioso y todo se sentía cálido a pesar de ser invierno; supieron que la elección fue la correcta.
—Tú eres el que cocina, eso lo decides tú —dijo con burla el menor devolviendo el abrazo del mayor, rodeándolo por la cintura y sujetando su precioso saco verde que hacía a sus ojos resaltar de una manera única.
—Yo cocino pero tú das las órdenes, bebé —sonríe hacia su amado quien lo mira de la misma forma—. La primera vez que te mostré el apartamento te dije que debía ser como tú quisieras que fuera —sonríe más grande al recordar una cosa que el menor mencionó esa vez—. Aunque quieras que las paredes sean de un color fluorescente, yo lo aceptaré —el menor se carcajeó—, tú ordenas y yo concedo.
—Te amo mucho, ricitos —acarició su mejilla con amor—. Tu forma de ser es tan encantadora y haces que me sienta tan seguro y confiado de que soy amado de vuelta —sonrió cuando el mayor acercó sus rostros a pocos centímetros—. De verdad me encanta que me consientas y que nunca me haces sentir menos por mi casta o por absolutamente nada, eres el hombre perfecto —sus ojos se encontraban y brillaban por la ilusión—, me encanta estar creciendo contigo y formando un nuevo hogar.
—Yo también te amo y me encanta todo lo que nos está pasando —besa la marca rojiza y palpitante por ser reabierta la noche previa—. Amo ser tu alfa y que tú seas mi omega, amo ser tu hogar y que tú seas el mío —ambos permanecieron así besándose y admirando su casa nueva por un no tan largo rato, cuando la hora de partir se acercaba ambos salieron con las manos entrelazadas y los rostros más felices que Zico les había visto.
—¡Cuánto amor hay en el aire! —exclamó el chofer al verlos.
—¿Hablas de lo que tú sientes por Yoongi? —cuestionó el omega con socarronería, entrando a la camioneta seguido del alfa quien reía por su respuesta, el beta estaba de un color rojo intenso al cerrar la puerta, caminó hacia su propio asiento y cerró la puerta.
—Muy buena respuesta, he de confesar que me has dejado sin palabras —dice conteniendo una sonrisa y arrugando la nariz para tratar de que sus mejillas se enfriaran.
—Pero no lo niega —Jungkook se ríe del beta y de los ojos sorprendidos del omega.
—Cállate señor "me enamoré de un omega a los 2 segundos", no tienes cara para reírte de mí —refunfuña encendiendo la camioneta.
—O sea que si amas a Yoongi —el omega aplaude emocionado y se acerca a Zico lo más que el cinturón de seguridad le permite—. ¿Él lo sabe?
—Tu omega es demasiado preguntón —mira al alfa por el retrovisor.
—Puedes contárselo o esperar a que Yoongi lo haga, de cualquier forma lo averiguará —se encoge de hombros—. Pero Jim lo conoce y si necesitas consejos sobre él, sabrá dártelos, así que te conviene más hablar.
—Yoongi me ha dicho cosas —el omega asiente alzando las cejas y sonriendo enorme.
—No hay mucho que decir, solo sé que me gusta lo suficiente —habla luego de algunos minutos de silencio, involuntariamente puso una cara completamente enamorada—. Y que quiero algo muy en serio con él.
—Se van a casar —Jimin se tira en el asiento con las manos en las mejillas, demasiado emocionado por la relación de sus amigos.
—Lo conozco desde hace un mes —niega con una sonrisa.
—¿Y eso qué? —interviene Jungkook—. Yo solo tenía una semana de conocer a Jimin y le confesé lo que sentía por él —sonríe en grande por los lindos ojos azules que le miraban contentos—. Y nos enlazamos al mes de conocernos.
—Para ustedes fue mucho más sencillo —bufa sin molestia—. Son tal para cuál, están hechos el uno para el otro y sus naturalezas se los hicieron aún más sencillo —da vuelta en u para entrar al estacionamiento—. Para nosotros es más complicado que amar el aroma del otro —Jungkook abrió la boca con indignación aunque seguía mostrando un poco de diversión, Jimin estaba apunto de responder algo pero el alfa lo interrumpió.
—Me conoces, Zico —dijo con una ceja alzada—. Sabes que yo no tomo en cuanta mi naturaleza, eso me ha traído tantos problemas, pero eso me permitió apreciar aún más la personalidad de Jim, reprimía a mi alfa y aún así me enamoré de él, de la persona no de su lobo ni de su aroma —seriedad en sus facciones y veía al beta a los ojos ya que había estacionado el vehículo—. Con los días me di cuenta de que ambos lo amamos pero no necesitas una casta o instinto animal para enamorarte de alguien, solo basta conocer a la persona y aunque lo niegues o no lo quieras reconocer tú estás enamorado de Yoongi, y tu sonrisa me dice que lo suficiente para casarte si ambos estuvieran de acuerdo —sonríe y palmea su hombro—. Dejaré pasar tu comentario despectivo hacia nuestras castas, pero piensa antes de hablar, Zico —sonríe más y el beta hace una mueca realmente apenada.
—Lo siento jefe, sabes que no quise que sonara de esa manera —dirige sus ojos a la pareja—. Me disculpo con los dos, de verdad me encanta la historia que tienen y sé que se aman más allá de sus lobos, sólo... perdón.
—No hay problema, Zico —el omega sonrió en hacia él—, pero no dejes pasar tu oportunidad con Yoon.
—No puedes solo cerrarte y no vivir la historia que sabes que quieres vivir —dijo Jungkook con una leve sonrisa—. Mi madre me dijo eso cuando yo descubrí que Jimin me gustaba y quería volver a los supresores para no admitirlo... No te cierres, amigo —bajó del auto y ayudó a su omega.
—Prometo que haré algo al respecto, gracias a ambos —les dio un asentimiento antes de que cerraran la puerta y lo vieran partir del estacionamiento.
Jimin se lanzó a los brazos de Jungkook para abrazarlo fuertemente, lo rodeó por el cuello y lo obligó a inclinarse para poder besarle toda la cara repetidas veces, el alfa reía por el gesto inesperado mientras el omega no decía palabra más que rápidos "te amo" entre cada beso.
—¿Y eso por qué fue? —cuestiona con alegría una vez que el omega ha dejado un último beso en sus labios—. Digo... No me molesta pero fue repentino.
—Porque eres el mejor y todo eso que dijiste fue realmente hermoso, te amo demasiado y soy tan tan pero tan feliz de que estuvieras de acuerdo con tu alfa y que al fin lo aceptaras —sus ojos estaban humedecidos pero parpadeó rápido para retirar esas lágrimas, comenzaron a caminar hacia el elevador que por fortuna se abrió inmediatamente, el alfa presionó el botón y las puertas se cerraron.
—Escuchar a mi lobo esa primera vez fue la mejor decisión que he tomado en mi vida, conocerte me cambió la vida completamente y sé que desperté gracias a tu omega y mi alfa, sin embargo, enamorarme de ti fue totalmente mi culpa y la tuya por ser tan perfecto —besa sus labios, sus pómulos y su frente con dulzura para después traerlo en un abrazo, cuando menos lo esperaban estaban entrando al último piso, veían la oficina del alfa a unos metros de distancia y podían oler ese olor a fresas, tan asqueroso y empalagoso para Jimin y Jungkook—. Dayun, cuida tu aroma —Jungkook se cubrió la nariz con dos dedos e hizo una mueca extraña con la boca, el omega casi suelta una carcajada por eso.
Esa chica estaba soltando su olor a propósito, estaba siendo insistente y obstinada en atraer la atención de Jungkook, aunque su lobo no se sentía amenazado, quería hacer algo al respecto, esa omega no podía pasearse por todos lados pensando que Jeon es su alfa, o soltando su olor para tratar de atraerlo, confía en Jungkook pero su omega no puede dejarse pisotear de esa manera.
—Lo siento, Kookie —sonrió tímida y acomodó un mechón de cabello detrás de su oreja, estaba coqueteando y ese fue el punto límite de Jimin que no tuvo tiempo de objetar algo porque Jungkook le estaba besando la frente, despejando de toda molestia que pueda aquejarlo.
—Lamento no acompañarte hasta la oficina pero se me está haciendo tarde, iré a firmar esos papeles y vendré en un rato, ¿si? —besó sus labios sin darle oportunidad de responder y entró de nuevo al elevador con rumbo a la sala de juntas dejando al omega con molestia en el pecho y un gran vacío a su costado por no sentir a su alfa al lado, sin embargo una pizca de burla estaba presente al saber que el mayor no toma en cuenta a Dayun.
—¡¿Viste eso?! —la omega sonreía enorme al hablar—. Mi aroma lo afectó tanto que tuvo que irse deprisa —Jimin hubiera sentido pena por ella, realmente la hubiera compadecido si no fuera porque su omega está furioso y quería saltar sobre ella, la marca reabierta no ayudaba a controlar sus instintos así que se limitó a respirar unas cuantas veces y ni hablar—. Cada vez está más cerca de notar que soy su omega.
—Eso quisieras —Jimin ladeó el cuello un poco para mostrarle la herida rojiza y reciente, sin prestar mucha atención a la cara enojada de la chica entró a la oficina de su alfa y cerró la puerta con fuerza, comenzó a soltar su aroma por todas partes para controlar su posesividad y que Jungkook no sintiera su enojo, supo que había tenido suficiente de esa chica y hará algo para sacarla de su vida.
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Jungkook volvió aproximadamente una hora después, abrió la puerta de su oficina y fue golpeado de inmediato por la vainilla y el café, era tan intenso que por un momento pensó que Jimin había entrado en celo pero eso sería imposible, además lo habría sentido, luego percibió la ira mezclándose con el aroma y se adentró a la habitación.
—Hola bebé, ¿qué sucede? —el omega estaba sentado en el sillón de dos plazas que el rizado tiene en la oficina, los brazos cruzados en el pecho y el ceño fruncido, Jeon se colocó en cuclillas frente a él, tomando sus manos—. ¿Qué te molesta? ¿Por qué no me llamaste? Hace un rato te sentí enojado pero se fue muy rápido, dime qué pasa —cuestionó rápido, una pregunta tras otra, el ojiazul habría respondido si no estuviera colérico.
—Me molesta muchísimo Dayun y quiero que hables con ella hoy mismo, no mañana, no en cinco días, no cuando ella te coquetee más descaradamente, quiero que hables con ella ahora —sentencia sin gracia alguna, ignorando todos los cuestionamientos y yendo al punto clave de su enojo.
—¿Qué te hizo? —sus ojos molestos y el ceño fruncido, se abrazó a la cintura del omega recargando su cabeza en el vientre del menor.
—Sigue diciendo que es tu omega, traté de comprenderla, quise ser amable y soportarla pero no puedo, no quiero que nadie más piense en ti como suyo, porque solo me perteneces a mi —acaricia los rizos y él alfa ronronea satisfecho por las caricias y la posesividad de su ángel—. Quiero que se aleje de ti pero yo no voy a rebajarme a pedírselo, tú vas a dejarle claro que eres solo mío —un gruñidito tierno retumbó en su pecho.
—Iré a buscarla —acepta convencido besando sus labios cortamente, no cree que ella esté enamorada de él, pero si esa chica o sus dobles intenciones están molestando a su precioso entonces él hará algo para solucionarlo, no quiere despedirla porque sabe que Jimin tampoco desea eso, solo va a dejarle claro que Jimin es su omega y eso nunca va a cambiar, sale convencido de la habitación, dejando a Park con una sonrisa satisfecha en los labios, camina unos pasos hacia el escritorio de la chica y la encuentra tecleando en su computadora.
—Dayun, ¿podemos hablar un minuto? —llama su atención.
—Claro, Kook —sonríe con los ojos brillantes, cosa que Jungkook no ve distinto, siempre lo ha visto así pero tal vez los demás no lo miran de esa manera, comienza a comprender, su lobo se molesta al notarlo porque solo Jimin puede mirarle de esa forma—. Dime.
—Emm... —duda rascándose la nuca nervioso, eso no es tan sencillo como pensaba, no sabe cómo tratarla sin ser demasiado rudo—. No sé como comenzar pero Jimin dijo algunas cosas y... —es interrumpido.
—¿Qué cosa dijo? —cuestiona, la seriedad de su rostro casi asusta a Jungkook.
—Me comentó lo que le dijiste ayer, sobre que crees que yo soy tu alfa.
—¡¿Te lo dijo?! —eleva un poco la voz con molestia, el alfa nunca la había visto siquiera emocionada, sonreía pero su tono era siempre neutro—. Tú no debías saberlo así, no puedes presionarte, Kook —se acerca a él y trata de colocar la mano en su hombro pero Jungkook esquiva el toque, solo su omega puede tocarlo—. Tú y yo vamos a estar juntos, pero no te preocupes, te daré tiempo para adaptarte a tu situación y cuando estés listo platicamos —sonríe volviendo a su tranquilidad.
—Yo estoy con Jimin, estamos enlazados y eso no va a cambiar —aclara con el tono más amable que consigue dentro de sí, cómo se atreve a decir que él es su alfa, él solo le pertenece a su precioso chico de ojitos bonitos.
—Estás con él porque es el primer omega que oliste al despertar, cielo —trata de acercarse de nuevo para tocar su mejilla—. Yo te amo desde que te conocí y entiendo que estés confundido pero mi omega sabe que tú eres nuestro destinado —Jungkook quita su mano con delicadeza y niega efusivamente.
—Creo que la que está confundida eres tú.
—Lobito... —el ceño de Jungkook se frunció con demasiada molestia y trató de controlarse para no usar su voz de alfa con esa obstinada chica.
—No me llames así —su pecho retumbaba por el gruñido contenido y su voz fue ronca y profunda, su lobo resintió demasiado el uso del apodo, solo Jimin podía llamarlo de esa forma, era algo personal y amoroso, solo su omega podía ponerle un sobrenombre que se sintiera tan íntimo sin serlo, ahora ser nombrado por su casta no le parecía relevante, podía llamarle "alfa" y a su lobo no le importaría porque después de todo tiene una marca en el cuello de Jimin que demuestra ante todos que están unidos y se pertenecen mutuamente, su lobo no perdería el tiempo en minuciosidades, pero que le nombrara con el apodo que su ángel utiliza es imperdonable.
—Huéleme y tu alfa va a saberlo, soy tuya —inclina la cabeza para dejar su cuello disponible.
—No —dice firme con el mismo tono rasposo—. Entiéndelo... Ni siquiera tendría porqué estar haciendo esto —se gira y comienza a caminar hacia su oficina, es caso perdido, le da igual que la chica piense lo que quiera pensar, él va a estar siempre con su precioso omega, no se cree capaz de hablarle fuerte para hacerla entender, eso claramente es algo que él no haría pero si ella insiste tendrá que despedirla.
—Pues ahora que lo sabes voy a luchar por ti, no me voy a rendir hasta que te des cuenta que yo soy tu omega, no ese tonto chiquillo que tienes en la oficina —Jungkook nunca la había escuchado hablar más de tres frases, siempre eran lo mismo, el saludo, una aceptación a las ordenes y la despedida, pero ahora, habló tanto y con tanto veneno, era obvio que debía defender a su chico.
—Basta —la encara—. Estoy siendo muy amable al permitirte trabajar aquí, así que cierra la maldita boca y no hables mal de mi omega —se acerca a ella con ojos furiosos que aún no pasan del todo al negro, podía tolerar cualquier cosa pero nadie podía atreverse ha pronunciar una palabra negativa sobre su ángel—. Tú y yo no somos nada, que te quede claro, el omega que amo es Park Jimin, a ti ni siquiera te conozco, eres una empleada, te he visto muchas veces si, pero nunca te he prestado atención, hasta este momento sé que tu aroma es fresas o cereza algo así... —se encoge de hombros mientras ella lo veía con lágrimas en los ojos—. No me interesas y nunca me vas a interesar así que acéptalo ya o perderás tu empleo —las lágrimas bajaban por las mejillas de la chica y de pronto su rostro se contrajo por la furia.
Empujó al alfa con todas sus fuerzas haciendo que cayera de espalda, aprovechando la caída del alfa y su desconcierto se dirigió hacia la oficina del rizado, abrió la puerta con demasiado enojo y la cerró de un azote tras de ella poniéndole seguro, Jimin solo la miró desde el sofá, muy asombrado por su aspecto desconsolado.
—¡Tú! —lo señala con rencor—. Por tu estúpida boca, Jungkook cree que le miento, ¡no debiste decírselo! —se acerca a él, el castaño solo pudo quedarse paralizado, se siente terrible, probablemente sí debió dejar la boca cerrada y evitar éste problema, ahora mismo se siente tan culpable, escucha los golpes en la madera de la puerta, fuertes y poderosos, la madera crujía por ellos pero él está demasiado enfocado en la chica frente a él como para prestarles más atención—. Tengo años trabajando aquí, años amándolo en secreto y él no lo supo hasta hoy, por tu culpa mi alfa me odia.
—¡No es tu alfa! —trató de callarse pero no pudo, su omega tenía que dejar en claro que el ojiverde y él eran destinados, que el alfa le pertenecía, y el tono fastidiado con el que esa frase salió no fue meramente a propósito.
—Claro que lo es —dice limpiándose las lágrimas que habían corrido su maquillaje, su rostro estaba rojo por la furia y su pulcritud había quedado de lado—. Es mi alfa y si debo dejártelo bien claro pues lo haré —el golpeteo en la puerta sigue, estridente y acompañado de voces que Jimin no puede distinguir, solo una; la de Jungkook que grita para que alguien busque las llaves porque al parecer la madera no cede a sus empujes.
—Linda, tenemos un lazo —dice tratando de hacerla entrar en razón, su tono volviendo a ser suave y tranquilo para no alterarla más, ahora puede ver que la chica parece tener una obsesión insana, es extraño verla en ese estado cuando hace unos momentos se veía tan sobria y seria—. Eso no puede simplemente olvidarse o romperse, si nos separamos ambos sufriremos —sabe que no está ayudando pero no sabe qué otra cosa decir, de igual forma la chica no puede alterarse más.
—Yo voy a quitarte esa marca —toma un abrecartas del escritorio y se acerca más al castaño quien está asustado, terriblemente asustado, sus piernas tiemblan y no lo dejan pararse del sofá, solo la ve acercarse a él con el objeto en la mano, quiere a Jungkook, quiere que él lo cuide y desearía nunca haberle dicho nada para que las cosas no llegaran a ésto, por fin hace reaccionar a sus piernas, pero es demasiado tarde, la mujer está sobre él luchando por clavar el artefacto en su cuello, puede sentir el filo, delgado y punzante pero no cree que sea demasiado profundo aún, sigue aferrándose con fuerza a los hombros de la omega para mantenerla alejada, rezándole a todos los cielos para que la puerta fuera abierta cuanto antes, su lobo lloriqueaba asustado por la amenaza y podía sentir la rabia de su alfa en su pecho.
Escuchaba los rugidos de ira al otro lado del umbral hasta que un estruendo se hizo presente pero su agarre sobre Dayun no flaqueaba porque la castaña tampoco cedía, se empeñaba en apuñalar al chico hasta que fue derribada por el imponente alfa, la veía desde arriba, la chica sujetaba su cabeza recién golpeada por el suelo mientras Jungkook gruñía en su dirección, tomó el cuello de su camisa y con una sola mano la puso de pie de jalón.
—Nadie toca a Jimin —lanzó a la chica contra la pared con fuerza desmedida pero antes de que esta cayera al piso la sostuvo de nuevo por el cuello de su camisa—. Discúlpate ahora —un gruñido salió fuerte de su pecho, tenía tanta ira que quería acabar con esa mujer que había puesto en peligro a su omega.
—Lo s-siento alf...
—No te atrevas a llamarme así —la empujó de nuevo contra el piso con una fuerza superior, un chillido de dolor salió de la castaña, los ojos del rizado brillando en negro y los colmillos fuera listos para atacar a quien ponía en riesgo a su precioso ángel, un rugido se escuchó saliendo de él pero sus facciones se suavizaron al ver a Jimin sentado en el sillón con las piernas abrazadas a su pecho, temblando de miedo, miedo que no distinguió en su pecho porque la cólera lo empañaba—. Bebé —suavizó su voz para dirigirse al dueño de su corazón.
Lo recibió con los brazos abiertos cuando se levantó al escucharlo, lo acercó a su pecho para protegerlo de cualquier mal, el ojiazul envolvió sus piernas en la cadera del alfa para tratar de aferrarse a él con toda su fuerza, sollozaba del terror y temblaba en los brazos del alfa sin lograr calmarse.
Dos guardias traían jalando uno de cada brazo, a la culpable de su miedo, el ojiazul tembló al verla y escondió su rostro en el cuello de Jeon, no quedaba nada de la chica amable de hace un rato, sus ojos estaban rojos por la furia y su rostro era un derrame de lágrimas y maquillaje, de su frente escurría un delgado hilo de sangre y seguramente tendría muchos hematomas después, Jungkook no pudo creer que trabajó con alguien tan voluble por tanto tiempo sin presenciar ninguna señal, algo que le indicara su situación.
—Te darás cuenta que nos pertenecemos, Jungkook —habló cuando la colocaron frente a ellos, el alfa giró su cuerpo para evitar que Jimin la viera—. Yo te voy a esperar, nunca será demasiado tarde para estar juntos.
—Llévensela —los hombres lo obedecieron y Jungkook caminó con Jimin hacia el sofá, todos salieron dejándolos solos, con la puerta tirada pero el silencio reinaba en la oficina, el ojiverde quería rugir por el enojo, su niño estaba temblando y llorando en sus brazos—. Tranquilo, bebé. Se fue, nada va a pasarte, yo te protejo, ¿estás bien? ¿Te dañó? ¿Te hizo algo? —sus ojos escudriñaban cada parte del omega para buscar algún daño, lamió su marca varias veces cuando pudo ver el pequeño raspón que el abrecartas dejó, tratando de sanar la leve herida.
—Fue mi c-culpa, Kook... ¡Lo siento tanto! —lloraba desconsolado, apretaba el saco del otro con la manita hecha puño—. No debí d-decírtelo, ella estaba bien y y-yo insistí, lo siento.
—No bebé, fue genial que me lo dijeras, ésto pasó porque ella está mal, si no hablaba con ella jamás me daría cuenta —frotaba su mejilla sobre la coronilla del castaño, liberaba su aroma para tratar de calmarlo pero el llanto seguía—. Yo ni siquiera la tomaba en cuenta, corazón, hiciste muy bien.
—Pero... —un sollozo lo interrumpió.
—Pero nada, ángel —sacó una de las piernas de Jimin para acomodarla con cuidado del lado izquierdo de su cuerpo, juntando así las dos. Jimin quedó de lado sobre sus piernas y lo atrajo de nuevo a su pecho—. Esto no fue tu culpa, es de ella y probablemente mía por no tratar la situación como debía —retira a Jimin un poco y lame la marca repetidas veces, eso parece detener el llanto—. Vamos a mantenerla alejada, y pondremos una denuncia, no permitiré que esté cerca nunca más —su lobo de nuevo gruñó por el enojo, de nuevo su precioso había estado en peligro.
—Kook... —llamó bajito, escondido de nuevo en el cuello del nombrado—, tú y yo sabemos que somos destinados porque estuvimos cerca muchas veces con la probabilidad de encontrarnos.
—Si, amor —acepta aunque no sabe porqué el omega lo recuerda ahora.
—¿Y si estoy destinado a morir pronto? —el gruñido que Jungkook soltó fue doloroso y tenebroso, apretó a Jimin contra su cuerpo, cualquiera que lo viera juraría que el chico se quedaría sin aire en cualquier momento pero no era así—. Ya son tres veces, alfa.
—No digas eso, nunca.
—Es que piénsalo —replica.
—No, no tengo que pensar nada porque eso no funciona así, Jim —aparta al menor del abrazo pero solo para verlo a los ojos—. No vas a morir pronto, ni en 50 años, vamos a morir de viejitos y hechos pasa, tomados de la mano o abrazados —acuna su rostro y lame las lágrimas que se deslizan por sus mejillas.
—Pero el destino...
—El destino no me interesa —niega—. Mi destino y el tuyo se cumplió al conocernos y si ahora quiere cambiar los planes pues cometió un error al juntarnos, porque yo voy a cuidarte de todo, amor —sus ojos brillaban y hablaba tranquilo hacia su chico, nunca podría ser brusco con él—. Voy a cuidarte hasta de tu destino para poder mantenerte a mi lado, que es a donde perteneces —besa sus labios cortamente—, pero métete en la cabeza que ésto ha sido un accidente, casualidades... la muerte no funciona de esa manera, cachorro.
—Estoy asustado, alfa —lo rodea por el cuello y Jungkook siente la humedad de las nuevas lágrimas, siente su respiración agitada y escucha los lamentos bajitos de su llanto.
—No va acercarse de nuevo te lo juro —él cumple sus juramentos o al menos lo intenta, va a tener a esa chica alejada, pagará los mejores abogados y buscará que la hagan pagar por lo que intentó hacerle a Jimin.
—Kook...
—Dime, amor —recarga su mejilla en la coronilla del omega y frota para cubrirlo con su aroma, sus manos lo acariciaban con suavidad y mueve sus piernas para arrullarlo, su lobo estaba olfateando al del pequeño, que estaba echado en el fondo con la cabeza gacha y ojitos tristes.
—Quiero ir a casa, por favor —su tono era triste y apagado, Jungkook odiaba a Dayun con todo su ser.
—Iremos a casa, bebe —sacó su celular y tecleó un mensaje para Zico, ahora solo debían esperarlo para poder volver a su departamento, su día había desmejorado terriblemente.
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